Energy TCe 115 S&S inyección directa gasolina: 115cv y 119g de CO2/100km
El nuevo Energy TCe 115. es el primer motor de gasolina turbo de inyección directa de Renault. Es un bloque motor de aluminio que ofrece excelentes reprises y aceleraciones.
Es un 1.2 L (1.198 cm3) turbo de 4 cilindros y 16 válvulas, de inyección directa. Esto representa un downsizing (= descenso de cilindrada) de un 25% con relación al motor 1.6 16 v reemplazado.
Su potencia es de 115 cv (+ 5 cv) y ofrece un par máximo (par = reprises y aceleraciones) incrementado en un 35% a 190 Nm (+ 40 Nm), disponible de 2.000 a 4.000 rpm, del cual un 90% a partir de 1.500 rpm. La potencia de 100 cv/litro es totalmente inédita para un 1.2 de gasolina.
Esta combinación de potencia y eficiencia en materia de consumo-CO2 es posible gracias a la introducción de nuevas tecnologías
El par disponible a partir de velocidades reducidas procede de la sinergia entre la inyección directa, el doble ajustador del árbol de levas y la sobrealimentación a través del turbo receptor integrado.
Para limitar las pérdidas de energía, se han reducido las fricciones y la bomba de aceite pilotada de cilindrada variable optimiza la cantidad de aceite necesaria: el motor consume menos carburante y suministra la cantidad de energía solicitada.
Siempre más respetuoso con el medio ambiente, este motor permite consumos de carburante y emisiones de CO2 récord
Mégane Energy TCe 115 consume solo 5,3 L / 100 km y emite 119 g de CO2 / km (en ciclo mixto).
Ello supone una reducción de aproximadamente un 25% con relación al motor reemplazado (el 1.6 16 v).
Concretamente, se registra un descenso de 1,7 L / 100 km y de 39 g de CO2 / km (con relación al 1.6 16 V al que reemplaza).
Una cadena de distribución (en lugar de una correa): ya no es necesario cambiarla.
Un filtro de partículas autorregenerador, sin mantenimiento.
Todas estas tecnologías (Stop & Start, recuperación de energía en el frenado, bomba de aceite pilotada…) disminuyen el consumo de carburante y las emisiones de CO2. Esto se traduce pecuniariamente por un descenso de costes de uso: ahorros de carburante y disminución de las tasas vinculadas al CO2, tanto para los clientes particulares como para los profesionales. Se obtiene así una autonomía cercana a la conseguida con un motor Diesel.